Danilo Sánchez es el encargado de la finca El Cedro, ubicada en El Paraíso, Honduras, a 1350 metros de altitud, donde las condiciones climáticas y geográficas favorecen el desarrollo de un perfil de sabor distintivo. De allí proviene el café que encabeza la dupla rotativa, un grano de la variedad Parainema que ha recibido un proceso de beneficio lavado para realzar sus características intrínsecas.

El puntaje global de 84.5 puntos subraya la alta calidad de este café, que combina una limpieza excepcional con una dulzura y acidez bien equilibradas. Al servir una taza de El Cedro, inmediatamente se perciben fragancias y aromas a panela y miel, que se combinan con notas a naranja, ofreciendo una experiencia dulce y vibrante. Estas características hacen de El Cedro una elección destacada para quienes buscan una experiencia de café compleja y refinada.

El café que complementa la línea rotativa y que a su vez encabeza la línea estable lleva el nombre del árbol nacional de Guatemala, Ceiba, un símbolo de conexión entre la tierra y el cielo en las culturas maya y mesoamericana. Cultivado en la región montañosa de Huehuetenango, hogar de pequeños productores que trabajan con esmero para obtener granos excepcionales. Allí, las prácticas de cultivo orgánico y de comercio justo garantizan un producto sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Este café presenta un perfil de taza complejo y vibrante. Las notas de cata revelan un aroma floral y a bayas, seguido de sabores a cereza, albaricoque y chocolate cremoso. La acidez es alta, lo que aporta un carácter brillante y refrescante, mientras que el cuerpo es equilibrado y cremoso, resultado del terruño específico de Huehuetenango. La diversidad de variedades, que incluye Caturra, Borbón, Catuai, Catimor, Sarchimor, Pache y Pacamara, contribuye a una experiencia sensorial rica y multifacética.

Este café comunitario no solo deleita los sentidos con su perfil afrutado y balanceado, sino que también representa una inversión en el futuro de las comunidades productoras de Huehuetenango, haciendo de cada taza una celebración del arduo trabajo y la cultura de estos pequeños agricultores.

La línea estable se completa con un grano proveniente de Matas de Minas, en Minas Gerais, Brasil. Este catuaí amarillo, de la Fazenda Klem, es un testimonio de la dedicación que esta finca pone en cada grano. En la ciudad de Martins Soares, donde la temperatura media ronda los 22.5°C, los caficultores aplican prácticas de agricultura regenerativa, respetando la naturaleza y promoviendo la sostenibilidad.

El proceso natural de este catuaí amarillo comienza con una recolección manual, asegurando que solo los granos más maduros y de mejor calidad sean seleccionados. Posteriormente, se secan tanto en patios al aire libre como en secadoras mecánicas, un método que preserva y realza sus complejas notas de sabor. Caracterizado por un perfil sensorial armonioso, las notas a caramelo y chocolate son las primeras en destacar, proporcionando una dulzura reconfortante que se complementa con su cuerpo cremoso y redondo. La acidez cítrica brillante añade un toque de frescura, equilibrando perfectamente el sabor.